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domingo, 23 de abril de 2023

El amargo despertar y No serás nadie, ahora en mi colección personal

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Tras muchos años de la mano de Nowevolution, a los que agradezco el pasado en común, subo a mi colección personal las dos novelas que me llevaron de festival en festival. Ambas están corregidas de nuevo. El objetivo de hacerlo así es asegurarme un poquito más que mi hija pueda comprar estos libros de una manera sencilla dentro de unos años. Poco más y poco menos. Ojalá os gusten. Ojalá le gusten. En las imágenes y a su pie están los enlaces de compra.



El amargo despertar: post-apocalipsis entre Vallecas y la sierra leonesa.








No sé si volveré a escribir por aquí.
Os quiero.
Emma, quizá leas esto dentro de cincuenta años.
Te quise. 
En estos momentos estás dormida con tu madre en el salón de la casa que teníamos en un camping. 
Estáis preciosas.


sábado, 14 de mayo de 2022

Condenado a las aguas: Antología 2011—2015

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No han pasado muchos años desde 2011, apenas una crisis y alguna que otra sequía. No han pasado muchos años, pero sí muchísimo tiempo. Mi mayor premio, y también mi mayor catástrofe, la memoria, ha dejado secos mis recuerdos. No sé si sabéis que escribo para recordar, para volver, y esta recopilación de relatos me va a servir para arribar a lugares, personas y recuerdos, que de otra manera estarían varados en el mar de la nada. Quizá a algunos de vosotros también os sirva para llegar hasta allí, hasta esos paisajes en blanco y negro que, un día, os llenaron de sonrisas.

Condenado a las aguas es el nombre de mi primer relato, quizá el más auténtico que haya escrito nunca, y que da comienzo a este libro, que está dividido en tres partes. Cada una de ella te llevará a los pueblos, a las ciudades y a la fantasía, los tres paisajes que más me han acompañado todos estos años.

Si queréis hablar de ellos, ya sabéis dónde encontrarme. Sé que soy un mendigo digital, pero seguro que nos volveremos a encontrar, cara a cara, para que me cuentes qué te ocurrió a ti en esos años.

Me encanta escuchar.


Aquí el enlace de compra

jueves, 14 de marzo de 2019

Taller de escritura creativa Monte Holiday

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Me gusta recordar los años de mi infancia con los campamentos a los que iba. Si algún amigo me pregunta sobre el 92, mi cabeza vuela hacia Razbona para, a partir de ahí, tomar una copa de nostalgia con él. No me funciona con los acontecimientos deportivos, el colegio o los dibujos animados. De adulto me ocurre algo similar con los talleres de escritura. Desde que recuerdo, leo. Y desde que leo, quiero escribir. Y, aunque cualquier puede escribir una novela, y muchos o casi todos lo han hecho sin que nadie les enseñara, yo decidí buscar ayuda en los que sabían. Desde bien pronto.

¡Despierta, que llegamos tarde al taller!

Empecé con los talleres de la biblioteca de mi barrio (sí, la misma biblioteca protagonista de El amargo despertar).  Solía presentarme en su recepción a preguntar por ellos. «Espera un poco», «aún no sabemos nada» o «este año no se va a poder hacer» eran las respuestas más comunes ante mi insistencia. Año a año, la incertidumbre ante si se iba a hacer el curso o si iba a llegar a tiempo a por una plaza era lo más parecido en mi vida a los coleccionables de kiosko: el pan de cada septiembre.
Luego, ya más mayor, asistí a los impartidos en la Semana Negra de Gijón. Allí tuve la suerte de que los mejores fueran mis profesores: Susana Vallejo, Marcelo Luján, Laura Muñoz, Juan Ginot, Juan Miguel Aguilera, Rafael Marín o Sergi Viciana. Aprendí, y lo hice tanto que, poco a poco, aparte de asistir a esos talleres, también iba a la Semana a presentar mis propios trabajos. Y también a comer bien y mucho, para qué os voy a engañar.
Ya publicado también volví a los de mi biblioteca preferida, el Fantatrías o a otros por toda nuestra geografía. Recuerdo aún con emoción cómo Julio Llamazares nos habló del paisaje en un pueblo palentino.

Pues bien, ahora me toca estar al otro lado. Hay un lugar en la sierra de Madrid en el que han tenido la locura de contar conmigo para asustar a sus clientes y a sus visitantes. Si vais a Burgos o al País Vasco desde Madrid, seguro que la A1 se os ha hecho bastante larga hasta llegar a Somosierra. No muy lejos está Gargantilla de Lozoya, y bien resguardado hay un camping al que os animo a ir si os gusta la sierra, la bicicleta, la astronomía, comer bien o las piscinas con vistas al paraíso.
Nos leemos.


P.D. En el taller de adultos todos se llevarán un pequeño manual de escritura. Aquí lo tenéis a precio de derribo.

sábado, 14 de julio de 2018

Vuelve uno de los grandes

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Estamos de enhorabuena. Hoy, un buen puñados de editoriales están apostando por el género, y otro buen puñado de lectores arriesgan sus euros con solo ver su nombre. Cuando esta situación era solo un sueño, hace no muchos años, José Miguel Vilar—Bou había escrito novelas tan notables que lo segundo que suelo hacer cada vez que hablo con un editor es si alguna vez había leído Alarido de Dios, por si tuvieran el valor de reeditarlo. Sería un éxito rotundo hoy en día.
A lo que vamos. José Miguel acaba de escribir lo siguiente en su Facebook:

Hace un año me encontré en el suelo de un centro comercial esta libreta. Alguien la había perdido y estaba por estrenar. Al hojear sus páginas en blanco pensé que sería bonito llenarlas, pero ¿con qué? Yo llevaba mucho tiempo sin escribir y estaba en paz con eso. Pero curiosamente, como si este encuentro casual hubiese abierto algún tipo de espita en mí, a los pocos días me descubrí garabateando unos versos en la primera de esas hojas. O más bien una reflexión, una meditación, no sé. En todo caso algo que se me escapó del cuerpo sin verlo yo venir. A ese le siguió otro, y otro. Yo no era consciente de llevar todo ese caudal acumulado dentro. Sin esfuerzo, sin lucha, a lo largo de un año la libreta se fue llenando hasta la última página de poesía: La forma más pura, esencial de escritura. ¿De dónde salieron estos versos, esas imágenes? Creo que son la sustanciación de las lecturas, vivencias y reflexiones de estos últimos años. La parte visible de un proceso íntimo de búsqueda. Quizá tiene sentido juntarlos en un libro, al que he titulado “Puro ser”. Lo he autopublicado en Amazon al menor precio que el formato digital permite para que esté a disposición de quienes sientan curiosidad por mi trabajo. Aquí los dejo. Por supuesto, se agradece la difusión:

 
Yo solo soy un mandado. Jose, por favor, estate en paz, pero estate en paz escribiéndo(nos).

Sed felices.

viernes, 29 de junio de 2018

Quasar 3, de vuelta a lo imaginario.

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Quasar es ambición de unos pocos, trabajo de unos pocos, ilusión de unos pocos, victoria de unos pocos. Ellos saben quiénes son. Luego algunos privilegiados estamos teniendo la suerte de participar en algo que es, en esencia, suyo. 
A los lectores, posibles y reales, os presento a Ulises. Ulises es el título de la historia que he querido contar, el nombre del protagonista que me ha querido acompañar. Ulises es Ulises porque no puede llamarse de otra manera. He intentado que todo tenga un significado aquí. La idea del relato surge de algo simple: la necesitad de escapar de una ciudad que no quiere que te vayas, que no te va a dejar, que se va a reír de ti cuando lo intentes. 
Mi intención es que cuando escuches la carcajada de su antagonista te preguntes de qué lado estás. Porque no solo somos lo que decimos, nos posicionamos con lo que hacemos. En el relato verás otros ejemplos de huidas: son todos reales. Son palabras reales; lugares y gentes reales.
Hay muchas maneras de vivir.
Piensa qué será de ti si eliges transformarte. Piensa en ese sueño que todo el mundo te quiere hacer olvidar.
Quasar, elevado al cubo.

viernes, 14 de octubre de 2016

Los hombres van y vienen, pero La Tierra se reedita.

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Suelo decir que escribo para no olvidar. Luego, que los lectores no olviden lo que yo he escrito es ya una ilusión pantanosa. Suelo decir, también, que comencé El amargo despertar tras leer una decena de novelas apocalípticas en un par de meses (o genesiáticas, según se mire), hasta convertirme en un adepto. Ser un fanático y ver un barrio a medio hacer o a medio morir al lado de mi casa fueron los únicos ingredientes de esa historia pasada.
Y de todos esos pedidos a Cyberdark llenos de novelas a punto de desaparecer, La Tierra permanece fue, de lejos, la que más me gustó, el único de entre todos los libros de mi biblioteca, junto con un viejo Señor de los anillos, del que me he encariñado como mero objeto físico. Quizá su portada, su aspecto endeble, su Ash. 
Hace unos días se ha reeditado para convertirse desde ya en mi regalo de veinticuatro euros tipo. Yo me pondré de inmediato con la nueva traducción, a recordar que una vez me enamoré de un libro.

P.D.1. Sí, este blog se llama así por algo.
P.D.2. ¿Qué hago en mi biblioteca: junto los dos volúmenes o llevo el viejo tras los Aldiss o los Bradbury y el nuevo al lado de Čapek o Bester?
P.D.3. Alejo, si una vez lees esto, ¿conoces Mundo Desierto, de Andrevon?  

  

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Presentación de Insomnio, de Sergio Moreno

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El sábado 17 presentaré a Sergio Moreno, en el estreno de Insomnio, su primera novela. Esto es lo que opiné de ella:

Novela sobre la mentira, sobre lo imposible, sobre el perdón. Novela que sobrecoge en las últimas páginas, que gusta. Trata de gente que no puede dormir, que está condenada a ello. Sobresaliente.

 Encantado de estar allí.

jueves, 31 de marzo de 2016

Algunas buenas ideas antes de empezar tu novela en Word

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Word es el programa por excelencia cuando quieres escribir. Es cierto que no es el único, que no es el más completo, que no nada, pero sí el más extendido. Aquí tenéis algunos trucos que podéis usar antes de empezar con tu proyecto.

CAMBIA LOS GUIONES POR RAYAS

Vale, seguro que lo sabes. Para los que no, por si acaso. Fíjate en las novelas que tienes por casa. Coge una, diez o cien: en los diálogos el símbolo que ves es algo más grande que el que ves al pulsar el guión en tu teclado. Pues bien, en castellano esas guiones largos se llaman rayas y se usan siempre, exceptuando cuando formamos palabras compuestas, en general. El resto: rayas. No es exactamente así, pero te ayudará. Por si acaso: https://es.wikipedia.org/wiki/Guion_(signo_ortogr%C3%A1fico)

¿Cómo se cambia?

MENÚ INSERTAR

SÍMBOLO ( a la derecha)


MÁS SÍMBOLOS

AUTOCORRECCIÓN


Allí, en reemplazar, escribe -, al lado, debajo de con, escribe esto —. Ahora, cada vez que quieras empezar un diálogo, lo harás bien. Si quieres usar el guión pequeño, en los casos que te he explicado antes, solo da al botón de retroceso (el que usar para borrar un caracter). Sin más.


CAMBIAR LAS COMILLAS INGLESAS POR LAS ESPAÑOLAS

Primero, asegúrate que sabes cuándo usar las comillas. Aquí el panhispánico: http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=SSTAZ5sDyD6h59vijX. Como ves, se usan primero las españolas « », luego las inglesas “ ” y luego las simples ‘ ’. Las que están en el ordenador, mejor ni verlas, casi.
Pues bien, para empezar el texto con buen pie, vete al mismo cuadro de autocorrección de antes y cambia < por « y > por », poco más.
¿Lo ves?

Ojalá os ayude esto un poco. Un saludo.

domingo, 7 de febrero de 2016

Ebiblio: uso y disfrute

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Llevo meses usando la plataforma digital pública de préstamos de libros. Nuestra biblioteca online, vaya. Con sus idas y venidas, con su cambio de empresa de por medio, ahora es una buena opción de leer gratis, con casi todas las novedades editoriales, durante el resto de nuestra vida. Y de una manera legal, apoyando a los creadores.

Pero no es tan fácil, carajo.

Lo primero, entrar en la web de tu Comunidad Autónoma (según el Ministerio, estas palabras van en mayúsculas). Por ejemplo: http://madrid.ebiblio.es/opac/


Lo segundo, tu usuario y contraseña. Tu usuario: el número de abajo de tu carné de biblioteca. Tu contraseña, la fecha que aparece en esa tarjeta sin las barras invertidas. Si no funciona, vete a tu biblioteca. Ojo, siempre hablo de la tarjeta de tu Comunidad, no la del Ayuntamiento.

Luego tienes el catálogo. Yo me lo tomo como las estanterías de unos grandes almacenes: una pequeña basura en el que El jardinero fiel está en Ciencia Ficción. Lo mejor es buscar lo que uno quiere o ir de sinopsis en sinopsis como cuando éramos adolescentes en la FNAC. Y todo funciona como con las bibliotecas convencionales, con sus tiempos, con sus limitaciones obvias, con sus veinte días y luego poder coger prestado el libro otra vez.

¿Cómo leer en esos veinte días?
  • En el navegador de tu ordenador o de tu Kindle. Jamás lo he usado.
  • Usando Adobe Digital Editions. Con este programa te descargas el libro, lo abres con él y lo transfieres a tu lector de libros electrónico. Funciona perfecto, solo tienes que abrir una cuenta en Adobe y en un minuto tienes tu .epub en tu lector, en la mejor versión posible. Tardas más quitando los banners de esas páginas tan azarosas, y lo sabes. Aquí un manual.
  • Leyendo en tu móvil. ¿Se puede? Sí. ¿Merece la pena? Mucho, te saca de dos apuros si no tienes lector o te gastas más de cinco pulgadas. ¿Cuál es el problema? El programa que puedes encontrar en las tiendas de Google o Apple es una enfermedad. Ni se te ocurra bajarlo: va todo lento, no hay opciones de visualización, nada: enfermedad: enfermedad. Pero hay otra gran opción, y gratuita, además: Pocketbook.

En esta aplicación simplemente introduces tu cuenta de Adobe, te bajas el libro desde la web de ebiblio (desde el propio móvil, no te hace falta el ordenador para nada), y te lo convierte él en .epub, sin quitar el DRM, sin bordear legalidad alguna. Lo bueno es que tiene todas las opciones que esperabas: cambio de brillo, modo noche, barra de estado, cambio de fuentes y de párrafos: todo. Y gratis. Y legal: perfecto.
Ojalá mis novelas estén allí pronto.
Ojalá esto le sirva a alguien.

Pronto mi nueva historia. Pronto podrás perderte, si quieres, en una caminata a la que jamás tendrías que haber ido.
Muy pronto.
Ya mismo.



miércoles, 3 de junio de 2015

Quasar

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Soy lector asiduo de ciencia ficción. De entre todos los autores, me quedo con Clarke. De entre todas las novelas, con la saga de El mundo del Río (aunque fuera de más a menos). Aparte recuerdo un 2011 en el que solo leí literatura catastrofista, apocalíptica y genesiática (relativas al inicio de las civilizaciones, se escriba como se escriba el adjetivo). Esa pasión la plasmé en mi primera novela.
Hace algunos meses me propusieron un intento para entrar en una antología de este género. Lo dudé, y lo hice porque siempre he creído que está por encima de mis posibilidades. Pero la vida de un relato es dudosa, y pude escribir Seiscientas preguntas. En estas páginas hablo sobre la relación entre un abuelo y su nieto en el primer planeta colonizado. Al final, como ya muchos me dicen, siempre acabo hablando de lo mismo: la dolorosa sensación de pérdida. Espero que no desentone entre mis compañeros y la maravillosa portada.
Se puede comprar ya en la página de la editora. 

Nos vemos.
En el espacio.

sábado, 16 de mayo de 2015

Maestros

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Entiendo que todo se puede aprender. No que todos puedan aprender todo, porque jamás yo lograría aprobar cierta asignatura de mi juventud universitaria; que todo se puede aprender. Que es aprendible, que el ser humano, como raza, es capaz de alcanzar todo lo posible. También en la escritura. Yo escribo porque leo, no por otra razón mayor: ya lo he dicho muchas veces. Y ciertos escritores son mis maestros en sus libros. Luego, he tenido mucha suerte. De esos escritores, muchos viven. Y he conocido a alguno, y alguno ha leído mis tonterías, y alguno me ha presentado, y alguno me ha enseñado en ciertos cursos. Julio Llamazares es de estos últimos. No le gusta eso de dar clases de escritura, por eso no lo hizo. Por eso se pasó dos días enteros hablando del paisaje. Y de paso, de escribir. Y lo hizo en Tabanera de Cerrato, un pueblo palentino mágico. Y por allí estuvimos, y por allí escribí este relato, que ahora he recordado al rebuscar entre mis archivos. Y me ha gustado leerlo otra vez, y esta vez lo comparto. Quizá solo para mí, quizá sea solo paisaje html de huerta y adobe. Quizá.


               
               Hoy vuelvo a Tabanera y la veo igual que la primera vez: negra, dormida. La carretera, negra, solo es sombra. Porque la noche es sombra y la luz artificial  de mi coche alumbra igual que cuando era niño.
               Hoy vuelvo a Tabanera y me siento igual que la primera vez, y única: negro, dormido. La carretera es la misma y la recuerdo igual que el resto de ellas: uniforme y aburrida. Porque de noche, en un coche, siempre he notado todo uniforme y aburrido.
La primera vez que fui a Tabanera fue de paso, y mi padre conducía. Y era de noche y todo parecía negro, y era sombra. Yo estaba atrás leyendo, quizás, un tebeo de Mortadelo. Si no lo hacía me quejaba y convertía el viaje en un imposible. Y si era de noche, la luz de atrás tenía que estar encendida para soportar la insolencia de mi juventud. Daba igual que así fuera mucho más difícil conducir. Tenía que leer o leer: no daba otra opción.
               Mi lectura se interrumpió cuando el coche se paró repentinamente. Los chistes de Mortadelo se transformaron en una discusión entre mis padres. Se habían perdido en un cruce de caminos. La carretera se dividía y los carteles no les convencían. El sonido de la manivela de la ventana dio paso a una pregunta:
               —¿Perdone? ¿Para dónde a Palencia? —dijo mi madre.
               Un hombre, no muy lejos, que sostenía con su espalda una casa de adobe y piedra, señaló a un lado en silencio.
               Luego mi padre arrancó y murió. Murió porque del otro lado se acercó otro coche que nos arrolló y que no había visto por culpa de mi luz. Y con su muerte nació mi culpa. Y soportar la culpa del fallecimiento de un padre a los ocho años es, quizás, más difícil que si de verdad ese hombre tuviera que soportar en su espalda aquella casa de adobe y piedra iluminada por las luces de nuestro Renault.
               Ahora acabo de cumplir treinta años y vuelvo a Tabanera por primera vez desde aquel día y la veo igual: negra y dormida. Vuelvo porque el azar me había llevado allí en forma de curso de escritura y, aunque nunca había dicho en voz alta ese nombre, conduje tres horas por una carretera aburrida para volver a ver Tabanera negra y dormida. Y para volver a ver a un paisano sujetando una casa de adobe y piedra al lado del mismo cruce que cambió mi vida para siempre y me convirtió en un hombre negro y dormido. Apenas un minuto antes de entrar encendí la luz dentro del coche. No sé porqué. No quiero saber porqué. Al menos, o por desgracia, quién sabe, nadie se cruzó en mi camino, solo mi padre y su recuerdo.

martes, 20 de enero de 2015

Porque sí

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Autores a los que compro y leo cada sílaba suya porque sí, en orden hexadecimal:

Llamazares
Auster
Somoza
Murakami
Olmos
Bueso
Martin
Vilar-Bou

¿Por qué? Porque sí. Estos nombres van y vienen con los años, pero la letra permanece.

martes, 23 de diciembre de 2014

Los ocho del 2014

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Otro año intenso, de un lado a otro con un libro en la mano. Soy más lector que otra cosa, y estos meses no han sido muy malos en este aspecto. Os pongo los ocho libros con los que más he disfrutado, sin orden ni concierto, con la ayuda de goodreads.

Alabanza



Sublime interpretación del pasado en una historia de futuro. Destaca, por encima de todas, la tercera parte, que ya debería de ser conversación entre escritores.
Jul 2014


Extraños eones


No hay estrellas suficientes para catalogar cómo Emilio ha hecho vivir y sudar a los chiquillos protagonistas. Pura vida en las alcantarillas.
Jul 07, 2014

García Márquez: Crónica de una muerte anunciada (Critical Guides to Spanish Texts, #57)


Qué genialidad ver cómo un pueblo entero se miente a sí mismo. Qué genialidad ver cómo Gabriel narra el maremágnum de personajes que no son más que gotas en un océano de literatura.
Jul 25, 2014


Elantris (Elantris, #1)


Hacía años que no leía fantasía, solo Martin, algún amigo y poco más. Aprovechando el Celsius di una oportunidad al género, y acerté de lleno. La sensación de vértigo no decae en ningún momento, la sensación de estar ante algo que merece la pena.
Aug 10, 2014

Brilla, mar del Edén


Es difícil. Igual que difícil habrá sido crear este universo. Difícil catalogar algo que te marca más que una novela, porque no es solo eso y sí lo es. Difícil encontrar historias, párrafos, con tanto eco. No sé definir Brilla, mar del Edén, solo que serán unas semanas que no olvidaré jamás.
Sep 21, 2014

Los años de peregrinación del chico sin color


Las palabras de Murakami son las olas pequeñas de las playas tranquilas. Hay un conflicto universal, una persona perdida. Luego todo es buscarse. E intentar ser feliz o infeliz, lo que cada uno quiera.
Oct 23, 2014

2001: A Space Odyssey (Space Odyssey, #1)


Asombrosos el paso del tiempo, los conflictos, las ficciones y las realidades. Mayor viaje, y mejor, complicado.
Nov 22, 2014

Réquiem por un campesino español


Cuentan que una vida no entra en cien páginas. Sender no resume algo así. Lo hace mejor, más: toda una época de nuestro país. Magnífica.
Nov 24, 2014


Os dejo con vuestras ilusiones, con vuestros reencuentros.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Mi #FFF

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Empiezo por el final. Eran cerca de las ocho, en la agonía de la tarde, cuando hablé con los organizadores del evento (Carmen, Sergio y Abel), a cada uno por separado. Y a todos les dije lo mismo: Madrid quiere eventos como este. Esforzaros en ir sacando, año a año, el FFF y el éxito vendrá solo. Porque Madrid quiere eventos como este.

Horas antes llegué a Fuenlabrada, junto a Sergio Moreno (http://elclubdelosinsomnes.blogspot.com.es/) y nuestras respectivas. Queríamos aprovechas el día. Yo tenía mucho miedo, ya que llevaba una semana malo y venía bajo mínimos al Festival (como muchos asistentes, como pude comprobar). Pero allí estábamos. Tras saludas al editor me senté a la primera charla, en la que Fernando Trujillo, Abel Murillo y otros que desconocía hablaban de la autopublicación. ¿Cuándo alguien te dice lo bueno que es un libro, tú le respondes a qué huele? Interesante y polémica.

La segunda parada era más complicada: ¿Jesús Cañadas o Somoza, Aguilera, Marín y Negrete? Bajé a escuchar al bueno de Cañadas (al que le compré el libro pero que no vi para que me lo firmara), y nos contó sus aventuras por la tierra de Lovecraft. Muy suyo, como siempre. Pronto te veo entre tus páginas (ir a Alemania me sale peor).



Como terminó pronto, subí a la sala principal a ver a esos cuatro amigos hablar de sus cosas. La reflexión que trascendió al encuentro era el posible declive de las ventas de la ciencia ficción.


Mi siguiente paso fue escuchar al Rey Trasgo y sus secuaces. Se les veía orgullosos de sus trabajos. Y parece que no es para menos. Debido a mi fobia a lo inacabado, esperaré a los cinco libros para el disfrute (aunque ya leí el primero y no sé yo si la impaciencia podrá conmigo).


Luego vino la comida, en la que más de 170 personas hablamos y comentamos todo lo que estaba ocurriendo, que no era poco. Pude hacerlo con Somoza, la gente de Kelonia, Hello Friki o Alfonso Zamora. He aquí los culpables. Aplausos y Heavy Metal, como debe ser.


Ya por la tarde esperamos a que viniera Loureiro. Yo disfruté mucho con sus dos primeras novelas, y la cuarta está en casa. Según lo que dijo, sus anécdotas y casualidades, su pasajero tiene pinta de tener mucha magia dentro. No dudé en ir después a ver a Sofía Rhei, a escuchar su clase sobre creación de mundos. Más maestra que muchos de nosotros. Su sonrisa cautiva. Cómo lo hará.




Luego vino nuestra charla, la de autores de Nowe. Siempre es un gusto escucharos, compañeros. Veamos qué nos depara el futuro. Que me quiten lo bailao, digo yo.


Tenéis muchas más fotos de nuestro evento en el Álbum de José Luis (pinchar para verlas).
Termino como empecé: Abel, Carmen, Sergio: esto es solo el principio. Gracias por el trabajo. Una pena no haber ido a la sala a oír a los grupos, pero mi salud me lo impedía (gracias a ella he empezado a escribir esto a las siete de la mañana. Que Dio me asista).
Os saluda,
Alberto.

sábado, 19 de octubre de 2013

Paisaje

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Hace unos días cambió mi vida. Eso es una obviedad: la vida cambia, segundo a segundo. Al menos, nos acerca un poco más a la muerte. Gracias a un buen amigo me enteré de un curso que se hacía en un pequeño pueblo palentino: Tabanera del Cerrato. En él iban a hablar del paisaje en la literatura, y el mentor de tal curso era mi escritor favorito: Julio Llamazares. Tardé poco en decidirme.



El pueblo vino negro a mis ojos. Era ya bastante tarde el viernes cuando llegamos. La luz del día lo transformó: en lo alto, un centenar de casas se agolpan cerca de una enorme y vacía plaza y de una iglesia que es casi catedral (lo que habla de la cantidad de gente que debía de haber hace unos siglos por allí). La parte baja es más interesante: casas viejas mueren solas; y no lo hacen de sopetón: caen poco a poco al suelo. Es lo que tiene el adobe. La muerte es bella en muchos casos.

El curso transcurrió tranquilo, entre las palabras de Llamazares sobre su visión del paisaje y los comentarios de los diez o doce que allí estábamos. Curioso la mezcla: gente del pueblo, palentinos, guitarristas costarricences, escritores, maestros... Cada uno separado en la vida pero unidos, como diría Llamazares, por una misma longitud de onda.



Ese fin de semana cambió mi vida. Qué bonito es decirlo. Qué bonito es vivirlo. Gracias a la Universidad Rural del Cerrato. Gracias Julio. Gracias compañeros. Os saluda,
Alberto.



lunes, 12 de agosto de 2013

Llamazares vuelve a Sabero

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Llamazares vuelve a Sabero. Como él dice, el tiempo pasa y todo se repite. Llamazares en Sabero. Llamazares es Julio, el autor de “La lluvia amarilla” o “Luna de Lobos”, mi autor favorito, de lejos. Sabero es un viejo pueblo minero de la montaña leonesa. El pueblo que hay al lado del mío. Es difícil que no te guste si te animas a visitarlo. Vuelve, de nuevo, vuelve, a la Ferrería, un lugar reconvertido a museo siderúrgico y cuidado al máximo. Lugar donde yo, de pequeño, jugaba al baloncesto. Lugar donde mis antepasados trabajaban para dar de comer a los míos. Lugar, lugar. Presentaba “Las lágrimas de San Lorenzo”, su última novela. Su excelente última novela.
Antes de empezar, los más impacientes nos agolpábamos a la puerta de la Ferrería y charlábamos. Charlé con Llamas, un poeta de la zona, un ser extraordinario. Dijo de mi novela, viéndola con interés que, carai, estaba bien editada. Luego hablé con Llamazares y acordamos vernos de nuevo allí, presentándome él a mí esta vez en Navidad, si estuviera por allí. Si eso ocurre me puedo morir tranquilo. Me presentaba a un amigo suyo diciendo: “Éste también es escritor. Escribe bien, la novela es buena. Pero escribe bien, ¿eh?”. Yo, algo apartado, me quedaba sin palabras y casi sin aliento. Sé que “El amargo despertar” no ha gustado a todo el mundo, pero si a él le ha llamado la atención me quedo tranquilo. Pecando de orgulloso digo: por algo será, ¿no?



Cuando todos callan y se empieza a oír el micro, la sala estaba llena, con gente de pie. Llena no de cincuenta personas, llena de más de doscientas. Un logro teniendo en cuenta que esto no es Madrid. Es el lugar en donde quién busca soledad la encuentra. Soledad y cobijo. Es Roberto, el gerente del museo, el que empieza a hablar. Nos agradece y califica la reunión con palabras y adjetivos mayúsculos, literarios. Buen comienzo. Tras eso habla David Rubio, también novelista y sobrino de Llamazares. Habla tranquilo, como si te conociera de toda la vida. Habla de “Escenas de Cine Mudo”, la novela que transcurre en Sabero, su lugar familiar por excelencia. Luego de “La lluvia amarilla” que, 25 años después de salir (además con una edición especial con DVD incluido) se sigue comprando, leyendo y robando. Sobre ella dice una gran verdad: “En algunos pueblos hay más militantes que habitantes”. La patria ahora es dónde sueñas en invierno y pasas el verano. Al menos esa es mi patria, sí. Dice de la novela ayer presentada que es “una lección de vida”. Tras el sobrino habla Llamas, que se ha preparado todo un discurso y dice que solo va a hablar de poesía, porque “Las lágrimas…” es eso en gran parte: poesía. Ahora comento algunas frases que dice. Y dice de ella que hay de todo y mucha vida. Julio habla siempre de todos nosotros y recomienda hacer una segunda lectura, que el libro es desesperado. Que literatura y gente es lo mismo. Luego lee retazos de la novela y de poemas robados que en ella se incluyen: “Como la generación de las hojas, así de los hombres”. Habla de que el tiempo nunca retorna y que esa es la razón de la melancolía.



Luego entra Julio, emocionado, agradeciendo. Dice que García Márquez explicó que uno escribe para tener amigos, y viendo la sala no puede tener más razón. La idea principal de la novela es que todo se repite: la vida, las estrellas, las estaciones. Luego comenta un chascarrillo con David, su sobrino. Le pilló un día en su adolescencia haciendo un trabajo para el instituto. Tenía que hablar del autor de “Luna de Lobos” tras leer esa novela. Lo hicieron juntos, lo corrigieron juntos, y le pusieron un cinco. Grandioso. Continúa diciendo que una novela es todo menos lo que cuenta. Una novela es el recuerdo, el poso que te queda de ella cuando has olvidado de lo que trata. No puedo estar más de acuerdo. La literatura trata de conmover mediante el lenguaje. Genial. Sobre su última novela dice que trata del paso del tiempo, de su fugacidad. Que siempre, antes de empezar cualquiera de ellas, quiere saber su título y su estructura. También admite que no sabe nada de estrellas y que toda novela es autobiográfica, no por contar la vida del autor, sino porque habla de su alma. Luego lee un capítulo, sin estridencias. Y se acaba, y nos vamos todos a ver las Lágrimas de San Lorenzo al cielo, en otra actividad del museo. Pero esa es otra historia. Otra lejana historia, tan histérica como real. ¿Qué somos con respecto a la inmensidad del universo? ¿Qué somos?

 

Decenas de fotos de gran calidad del evento están aquí. Son de José Luis González (www.santaolaja.com)


Os saluda,
Alberto.

sábado, 16 de febrero de 2013

Pasado y futuro

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Esta mañana no ha sido una de las buenas en el colegio, desde primera hora. Durante un segundo de calma me vi revolviendo en la librería obras desconocidas, como había hecho tantas veces cuando era más joven. No había más ayuda para el lector que su propia inercia. Yo solía acertar, pero es que siempre he sido muy benévolo con lo que me hacía disfrutar, aunque sea un poquito, agarrado a la butaca. Pronto llegó la era de internet, mi amistad con Fantasymundo o las constantes conversaciones con grandes lectores. Pero esta mañana necesitaba volver diez años en el pasado. Y así fue: me quedé solo en la librería y vagué entre sus pasillos y estanterías. Qué sensación más grata… Y he salido de allí con el pasado: El viejo y el mar, de Ernest Hemingway (nunca he leído nada de este buen hombre y hoy era un buen momento); y con el futuro: La cápsula del tiempo, una novela de Elige tu propia aventura moderna, que entra por la vista. Está llena de referencias a los treintañeros, con un mapa, con una novela dentro de ella misma, con teatro, literatura epistolar o incluso medio bíblica; qué tío más atrevido este Miqui Otero. ¿Me gustarán? ¿Alguien comprará El amargo despertar por este mismo sistema? ¡Quién sabe!
Os saluda,
Alberto.




domingo, 9 de diciembre de 2012

Bibliotecas

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Como dijo aquel: "pues mire usted señorita, me acaba de ocurrir algo extraordinario". Llevo años rodeado de algo que muchos conocéis, la torre de libros por leer. Aunque esta fuera pequeña o grande, las ganas por leer ha ido logrando que esa pila subiera y subiera sin control. Además, al estar en fantasymundo he tenido que leer y reseñar varios libros para ellos. Pues bien, en mayo de este año tomé una decisión: dejar de comprar o reseñar libros hasta acabar con ese pequeño lastre. Me ha costado pero esta tarde acabaré las últimas páginas del último libro que tengo. Bendita sea la hora, ya que Un Mundo sin Fin es exageradamente largo.
Ahora tengo otro reto: leer solo aquello que las bibliotecas me ofrezca (por suerte tengo dos en el barrio). En casa leeré de esas páginas y fuera de ellas las mismas pero en formato electrónico. También seré más selectivo a la hora de comprar libros: lo haré solo con los que me hayan gustado, los que me manden de fantasymundo o los de aquellos autores que tengo como obligatorios (que por suerte son muchos). Y me los compraré, siempre que pueda, en las webs de las editoriales o en pequeñas librerías de barrio o especializadas. Esta mañana me he hecho a coste 0 con los tres que veis en la foto de la entrada. ¿Sabéis algo de ellos?
Os saluda,
Alberto.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Del oficio de escribir...

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...que no del escritor, que es mucho decir.
Primero pediros perdón por la tardanza en publicar una nueva entrada (como veis abajo, leer he leído bastante estos meses). El verano, ya sabéis, hace que el mundo editorial coja un merecido respiro, y nosotros con ellos. Os aseguro que en los próximos meses las noticias llegarán por si solas. La novela está a dos amaneceres de su publicación, estoy a la espera de la resolución de dos concursos en los que he participado y, además, está previsto una publicación sorpresa de la que pronto os daré más detalles.
Ayer mismo tuve una charla interesante con un buen amigo (vaya, quizás el más cercano de todos ellos) sobre este oficio, el de escribir. Él ya está metido de lleno en la locura de juntar letras. Ahora le falta el penúltimo de los pasos: el de publicar la primera de sus novelas.
Los pasos son, por suerte, diversos: publicación convencional, coedicción, autoedicción, edición online... Todos tienen sus pros y sus contras, desde luego, pero de eso no quería hablar esta tarde. Todos ellos, sin excepción, requieren de un esfuerzo titánico del autor en cuestión. Entre los que apenas hemos asomado la cabeza en esta pequeña ratonera sabemos que, con la ayuda de pequeños locos que han confiado en nosotros, tenemos que remar todos hacia el mismo horizonte. Comentas, publicas, discutes, pides ayuda, la das, revisas, vuelves a pedir ayuda, la das mil veces, te amargas, te consuelan, vuelves a escribir, lo revisas, revisas lo de otro, y lo de otro, y lo tuyo lo revisan otros, y así día tras día. Día tras día. Escribir cansa, agota. Los efectos colaterales destruyen a cualquiera. Y feliz dejas que te superen.
Por las mañanas, por desgracia, la ratio de mi clase sube un treinta por ciento, trabajas más horas, cobras menos. Y ríes. Al menos un poquito todos los días.
No dudéis: el trabajo es arduo. Os saluda,
Alberto.

miércoles, 11 de julio de 2012

Semana Negra 2012

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El mundo literario va más allá de los libros, como no. Detrás de cada párrafo hay un autor que sueña, que trabaja, que suda. Es posible que nos de igual por completo el carácter, la forma de ser o los prejuicios de estas personas, pero es bien cierto que todos ellos, quizás por su locura o su extravagancia, merecen la pena el ser conocidos. Sobre todo cuando hablan de lo suyo.
Gijón es mi ciudad favorita, no puedo negarlo. Tengo el placer de visitarla cada año desde hace muchos, cosa que espero poder repetir el resto de mis días. La Semana Negra une ambas cosas y las mezcla en un cóctel explosivo. Y tengo la gran suerte de vivirlo desde muy dentro ya que: gracias a personas como Cristina Macía, Paco Taibo o Natalia Calvo, unos pocos privilegiados tenemos la suerte de compartir un curso de escritura durante toda una semana. Este año hemos tenido la suerte de contar con Marcelo Luján, Laura Muñoz,  Juan Ginot, Juan Miguel Aguilera y Rafael Marín como profesores. Poco más puedo decir. Más abajo os dejo algunas míseras instantáneas de estos días (¿reconocéis a Ana María Matute o a Ignacio Escolar?).
Os saluda,
Alberto.

P.D. Pronto os podré mostrar algo interesante de El amargo despertar.




 





 

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