No han pasado muchos años desde 2011, apenas una crisis y alguna que otra sequía. No han pasado muchos años, pero sí muchísimo tiempo. Mi mayor premio, y también mi mayor catástrofe, la memoria, ha dejado secos mis recuerdos. No sé si sabéis que escribo para recordar, para volver, y esta recopilación de relatos me va a servir para arribar a lugares, personas y recuerdos, que de otra manera estarían varados en el mar de la nada. Quizá a algunos de vosotros también os sirva para llegar hasta allí, hasta esos paisajes en blanco y negro que, un día, os llenaron de sonrisas.
Condenado a las aguas es el nombre de mi primer relato, quizá el más auténtico que haya escrito nunca, y que da comienzo a este libro, que está dividido en tres partes. Cada una de ella te llevará a los pueblos, a las ciudades y a la fantasía, los tres paisajes que más me han acompañado todos estos años.
Si queréis hablar de ellos, ya sabéis dónde encontrarme. Sé que soy un mendigo digital, pero seguro que nos volveremos a encontrar, cara a cara, para que me cuentes qué te ocurrió a ti en esos años.
Me encanta escuchar.