No estaba muy convencido. No soy más que alguien que, en su momento, disfrutó contándose una historia a sí mismo. Algunos hechos inexplicables hicieron que ayer por la tarde, en medio del carnaval madrileño, tuviera que presentar esa obra en sociedad. ¿Le interesaría El amargo despertar a alguien? Bueno, pues en la Casa del Libro se juntaron, entre familiares, buenos amigos y desconocidos, una cantidad más cercana a los cien que a los cincuenta.
Acompañado del bueno de Víctor M. Valenzuela tuvimos a bien dar a los asistentes unos cuantos detalles de lo que ahora y siempre se ha llamado felicidad. Así me siento: feliz. Gracias por cada mirada, cada beso, cada detalle... Sois parte importante de mi vida.
Ahora queda que os guste. ¡Ya me contaréis!
Os saluda,
Alberto.
P.D. De lo humano y lo divino. ¡Gran reportaje aquí!:
Reportaje Fantasymundo
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